jueves, 14 de noviembre de 2013

LA VENERABLE HERMANDAD DE LA VERA-CRUZ; POR JOSÉ MARÍA VIEYTES BEIRA.



   El pasado día 23 de octubre ha salido a subasta el viejo almacén de la hermandad  de la Vera-Cruz -que lamentablemente se encontraba embargado-  pasando su propiedad desde ese día a un particular. 
   No sé realmente cual es el alcance ni el fondo de la cuestión.  Tampoco conozco en profundidad, cómo se ha llegado al deterioro y a languidecer una hermandad tan antigua y de tanto prestigio como esta. 
   Sin embargo, resulta bastante triste y doloroso contemplar el estado actual de la citada hermandad, así como el fin que pudiera desencadenarse más delante de continuar esa situación cuyo resultado  no me gustaría pronunciar, aunque supongo que estará alojado en la mente de muchos de nosotros.   
   No pretendo alarmar ni señalar a nadie del momento actual al cual se ha llegado, pues en honor a la verdad resultaría complejo y tal vez, hasta errado culpabilizar sólo a una persona, a varias, a las instituciones o al conjunto de un cumulo de circunstancias propias y/o ajenas. 
   Pero -lo cierto es- que la hermandad de la Isla tradicionalmente más seria, recta y sobria en todos sus aspectos -se desvanece- y pregunto: ¿No hay nadie, ni la junta de gobierno, ni sus hermanos de nomina como los más directos y comprometidos con ella,  capaces de reflotarla? 
   Creo que los tiempos de los Gómez Ruiz, Jiménez, Meléndez, Rugero y tantos otros, o de las familias: Prieto, Ramos, De Hoyos, etcétera, han pasado ya a la historia de esta hermandad. Y los colectivos, las entidades y las instituciones de las que también forman parte las hermandades son renovables. Y son las personas que sustituyen a las que se van, las que tienen el deber y la obligación de la continuidad; no sólo conservando lo bueno o lo malo de la herencia recibida, sino mejorándola si cabe o al menos manteniéndola; evitando reducirla o deteriorarla. 
    Cuando se conoce este mundo, no puede entenderse muy bien ni se puede dar crédito, que ocurran situaciones tan desagradables como la que tiene planteada esta tan querida, conocida y destacada hermandad.   
   Y cuesta bastante sacrificio mantener a una hermandad durante tantos años, para que todos los  trabajos realizados, las ausencias del hogar y el dinero propio invertido, se vayan al traste afectando a otro concepto superior como el amor y la devoción a unos ideales y a unos Titulares tan entrañables como  la Cruz de la  Vera-Cruz y el Dolor del Mayor Dolor. 
   No me corresponde a mí, ni menos aún juzgar a quienes tengan la responsabilidad en su caso del estado que hoy padece esta veterana hermandad. Pero he de suponer que la causa será bien por la comisión o por la omisión de algo fallido o de alguna actuación errónea sin querer tal vez de sus dirigentes. Y si fuese así, sería una pena teniendo en cuenta, que a una hermandad se accede libre y voluntariamente para trabajar por y para ella. 
   Por eso, por mi condición de ciudadano y cofrade y mi cariño por haber crecido junto al Cristo y a la hermandad. Desde estas líneas hago una  rogatoria a las conciencias de todos sus hermanos, a la junta de gobierno, a los feligreses, a los fieles y devotos, a las instituciones, a las autoridades eclesiales y civiles, al pueblo, al mundo cofrade en general y  especialmente  a todas las hermandades y cofradías ¡hermanas!. 
   Y no me sonroja proponerles a todos la participación tanto de mente como de bolsillo para que si lo consideran aporten ideas y soluciones; organicen campañas de actividades y de donativos: unos donativos que aunque mínimos, pero fluidos y numerosos, fueran suficientes para salvar al menos la contención de esta Venerable Hermandad, que por sus propias connotaciones, tradición y antigüedad,  sería un tremendo error que se deteriorase más o que finalmente desapareciese. 
    Creo que no haría falta citar otra práctica –esta gratuita- pidiéndole al Señor por la continuidad y el devenir futuro de esta Venerable Hermandad del Santísimo Cristo de la Vara-Cruz y María Santísima del Mayor Dolor. Dolor eterno que sin duda nos produciría  su extinción. 
   Y poder decir: gracias Señor por escucharnos y mover la generosidad   de los  buenos cristianos, que con su colaboración, lograron recuperarla.     
José María Vieytes Beira. San Fernando. Artículo escrito el 30.10.13. Publicado en el semanario local Informaciones el 10.11.13. Y en el blog Sed Valientes por gentileza de Jesús Rodríguez Arias.

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