lunes, 11 de noviembre de 2013

FILIPINAS: MÁS DE 10.000 MUERTOS Y LA TRAGEDIA NO HA TERMINADO.

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Después de tres días del paso del tifón Haiyan, no se conocen las dimensiones ciertas de la devastación en las Filipinas centrales y menos todavía las consecuencias en cuestión de víctimas. El mismo presidente Benigno Arquino, ayer de visita a Tacloban, admitió que el balance está lejos de ser definitivo y el dato difundido esta mañana de 255 víctimas registradas oficialmente parece una burla.

Enormes los desastres y las necesidades, como demuestran los episodios de saqueo en Tacloban y alrededores, consecuencia sobre todo de la desesperación de una población que sufre la falta de comida, agua potable y electricidad.

A partir de la ciudad-símbolo de la catástrofe: Tacloban, cuyo aeropuerto funciona solo para vuelos militares que traen ayudas, a menudo los únicos posibles en la devastación que afecta a la isla de Leyte. El alcalde hace un balance de 10.000 muertos solo en la ciudad, que contaba al menos con 200.000 personas y el gobernador de la isla-provincia señala como posibles 20.000 víctimas, entre ellas miles de desaparecidos. La única certeza, los 500 cadáveres que hasta ayer se han recogido en las estructuras destrozadas del aeropuerto donde solo la pista ha quedado intacta. Aquí, desde el sábado, junto a la ayuda llegan también centenares de policías y soldados para traer el orden al caos, mientras centenares de heridos parten con las familias.

Una gota en el mar de las necesidades, en la devastación que ha golpeado una cuarta parte del territorio filipina, que ya se había visto golpeada por un terremoto hace meses. Una devastación, por tanto, no solo profunda, también extendida a un gran número de centros habitados, como también las pequeñas comunidades de las que solo llegan noticias fragmentadas: 300 muertos, según las autoridades locales, en la isla de Samar, donde habría al menos 2000 desaparecidos, pero la situación es muy difícil en las islas de Iloilo, Bantayan, Cebu, Bohol.

Según todas las fuentes la única certeza es que faltan datos verdaderos, la escasez sino falta absoluta de socorros en muchas áreas y la desesperación creciente de la población que tiene ante si una perspectiva de prolongado sufrimiento. Se considera que hay 9’5 millones de filipinos afectados por la violencia en Haiyan.

Por el momento parece que hay un compromiso firme por parte de la comunidad internacional, ya expresado por la Unión Europea, Estados Unidos y un gran número de países que incluyen a Gran Bretaña, Canadá, Japón, además de las organizaciones internacionales como Cruz Roja, Unicef, Cáritas, World Vision y demás. En la devastación de las ya precarias infraestructuras de la región, con el puerto, el aeropuerto y las carreteras inutilizadas, los puentes y las telecomunicaciones en buena parte inservibles, las ayudas pueden ser insuficientes o llegar demasiado tarde.
 
Artículo originalmente publicado en italiano en la agencia MISNA

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