lunes, 11 de noviembre de 2013

EVANGELIO DEL DÍA Y MEDITACIÓN.

Comienzo del libro de la Sabiduría 1,1-7:

Amad la justicia, los que regís la tierra, pensad correctamente del Señor y buscadlo con corazón entero. Lo encuentran los que no exigen pruebas, y se revela a los que no desconfían. Los razonamientos retorcidos alejan de Dios, y su poder, sometido a prueba, pone en evidencia a los necios. La sabiduría no entra en alma de mala ley ni habita en cuerpo deudor del pecado. El espíritu educador y santo rehúye la estratagema, levanta el campo ante los razonamientos sin sentido y se rinde ante el asalto de la injusticia. La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres que no deja impune al deslenguado; Dios penetra sus entrañas, vigila puntualmente su corazón y escucha lo que dice su lengua. Porque el espíritu del Señor llena la tierra y, como da consistencia al universo, no ignora ningún sonido.

Sal 138,1-3a.3b-6.7-8.9-10 R/. Guíame, Señor, por el camino eterno

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso. R/.

Todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco. R/.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17,1-6:

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.»

II. Compartimos la Palabra

  • “Amad la justicia los que gobernáis la tierra”

Aunque el libro comienza exhortando a los gobernantes a amar la justicia, podemos pensar, que no se dirige solamente a ellos, nos compete a todos, pues, como afirma: “La Sabiduría es un Espíritu amigo del hombre”.
Nos recomienda:
-El amor a la justicia
-Nos invita a pensar rectamente
-Mira a la limpieza y sencillez de corazón, al cumplimiento de la voluntad de Dios.
La Sabiduría exige una conducta recta y se manifiesta a los que confían en Dios, dirigiéndose no sólo a la inteligencia, sino también a la voluntad y a la sencillez del corazón:
- Invita a la inteligencia a pensar rectamente en Dios que es justo;
- hace relación a la voluntad para que obre justamente, practicando la Ley,
- mueve el corazón impulsándolo a la sencillez, para agradar a Dios, que tiene predilección con los humildes y sencillos.
Tres cualidades importantes para los gobernantes y para cuantos tienen alguna responsabilidad ante los demás, pero también para la vida diaria de cada uno de nosotros.
El Dios misericordioso sale al encuentro de quienes lo buscan con rectitud de mente y de corazón y ponen en práctica los mandatos del Señor.
  • “Si tu hermano te ofende, repréndelo, si se arrepiente, perdónalo”

Perdón, arrepentimiento, fe, son los puntos que podemos destacar en este evangelio.
Jesús, que sin duda se dirige a los fariseos, comienza con el escándalo que nuestra conducta y enseñanza errada, puede producir en aquellos que tenemos a nuestro lado. Pero a continuación habla de la importancia de la corrección y del perdón, aquí esta la esencia del amor al prójimo. Si tu hermano se porta mal, corrígelo, no para echarle en cara su pecado, sino para ayudarle a volver por el buen camino, esto lo podremos conseguir si en nuestro corazón anida el perdón de las ofensas; perdón que brota del amor que Jesús nos pide, perdonar “hasta 7 veces 7”. Es decir, siempre.
Al escuchar los apóstoles estas enseñanzas, se dan cuenta de lo difícil que es perdonar así, necesitan la ayuda de Dios para ello y piden fe. Necesitan la fuerza de la fe para perdonar con toda generosidad, también nosotros necesitamos una fe profunda, por eso digamos con ellos “Señor, aumenta nuestra fe”, no sólo iluminando nuestra mente, sino impulsándonos a obrar de acuerdo a la fe, esa fe que nos lleva al conocimiento de Dios amor, y nos ayuda a actuar de acuerdo a ese amor; sólo con él podremos perdonar de corazón a nuestros hermanos, y nos sentiremos también perdonados por Dios, encontrando en el perdón la verdadera paz del corazón.
Hna. María Pilar Garrúes El Cid 
Misionera Dominica del Rosario 

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