lunes, 15 de julio de 2013

EL FUTURO SIEMPRE SERÁ MAÑANA.

Disculpadme hoy me he vuelto a levantar reflexivo. 

Siempre estamos pensando y diciéndonos a nosotros mismos, como a los demás, eso de que; "mañana haré, diré, atenderé...". Nos pasamos la vida haciendo planes que luego no somos capaces de cumplir, no porque no salgan sino por nuestra propia incapacidad, y cobardía, para ponerlas en marcha.

Mañana, mañana, mañana... Y mañana nunca llega.

Creo que pudiendo hacer todo lo que creamos bueno para nosotros y los demás, no lo hacemos porque nos da miedo de enfrentarnos con la desnuda realidad. Mañana, la realidad..., la cosa empieza a ponerse interesante según este post camina en esta meditativa reflexión que realizo desde mi patio en Villaluenga del Rosario.

El Futuro es mañana. ¡Así como suena! Y luchar por el futuro es luchar por la inmediatez que es mañana. ¡Tan simple como eso! 

Nuestro futuro se convierte en presente una vez que han pasado veinticuatro horas. El futuro inmediato es de tan corto horizonte que llega y pasa en solo unas horas.

¿Y qué hacemos nosotros para construir un futuro mejor? ¿Qué somos capaces de sacrificar para que ese futuro, que llega y se haga presente y pasado en menos que nos damos cuenta, sea mejor que el presente en el cual estamos instalados? 

No podemos trabajar porque nuestros pueblos y ciudades tengan un futuro mejor si no somos capaces de hacerlo en el presente. La historia se escribe con muchos presentes y con pocos futuros, ya que el futuro, bien entendido, nunca llega. Muchos dirigentes luchan por un presente mejor para construir un futuro esperanzado que cuando se haga pasado sea recordado por su pueblo.

Este pensamiento puede, y debe, extrapolarse a todos los órdenes de la vida. 

No olvidemos que construyendo un presente firme, fuerte, afianzado en todos los sentidos estaremos poniendo las bases para que el futuro sea el mejor presente multiplicado por mil.

Lo que pasa es que no abundan los buenos dirigentes. Prefieren malgastar el presente de sus pueblos y de sus convecinos a costa del interés propio que son los votos futuros. A estos el futuro de los demás les importa un auténtico bledo, lo que interesa es no sacrificarse en demasía para así tener ese "colchón" de votantes seguros comprados con una "miaja" de pan que ni por asomo garantiza un porvenir provechoso, un futuro lleno de realidades beneficiosas para todo y todos.

Muchos piensan eso de "que prefiero no hacer nada para no perder todo". Ese lenguaje, ese idioma, es una triste realidad en un mundo cada vez más olvidado de lo que verdaderamente importa. 

Debemos dejar a un lado ese famoso dicho de "tanto tienes, tanto vales", "tanto eres, tanto vales" por el de "eres y tienes por lo que vales"... ¡Y vales mucho! ¡Todos valemos mucho porque ninguno tenemos precio!

El futuro siempre será mañana, el presente es hoy y dentro de unas horas será mañana. Entonces, ¿Y mañana que es lo que es? Pues mañana es y será presente y futuro según llegue, según sea, según los ojos con los que lo veamos.

Por eso no debemos conformarnos con nuestro presente, debemos trabajar con denuedo para que este sea de provecho, ya que así y solo de esta forma podremos construir el mejor futuro para todos y en ese todos, nunca lo olvidemos,  también entramos nosotros.

...Y tanto el presente, futuro, pasado siempre se escribe según Dios nos da a entender. Depende de nosotros querer acoger sus recomendaciones.

Recibid un fuerte abrazo y que Dios os bendiga.

Jesús Rodríguez Arias

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