miércoles, 8 de mayo de 2013

PRÁCTICAS PIADOSAS.

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1. Su objeto.

Las prácticas de piedad tienen por objeto, lo mismo que la liturgia, la gloria de Dios y la santificación de las almas. Las prácticas de piedad se llaman litúrgicas cuando se hallan establecidas por la Iglesia, como la procesión del Corpus, las letanías de los Santos, etc. Hay otras prácticas de piedad no litúrgicas, que pueden celebrarse según la piedad de los fieles.
Ya hemos indicado anteriormente las prácticas de piedad a honra de Dios, de la Virgen y de los Santos. Ahora vamos a explicar las principales entre las destinadas a nuestra santificación.

2. Oración.

La oración es una súplica que hacemos a Dios de cosas buenas. Por la oración somos admitidos a hablar con Dios, le exponemos nuestras necesidades y le pedimos que las remedie.
Es necesario orar con frecuencia. Jesucristo dijo: «Pedid y recibiréis».
Sólo mediante la oración suele el Señor conceder sus gracias a los hombres. Por eso dice San Alfonso: «El que ora, se salva; el que no ora, se condena». 
La oración puede ser mental y vocal.

3. La oración mental.

La oración mental, que también se dice meditación, es una súplica que se hace a Dios con el entendimiento y la voluntad, sin palabras.
Es fácil hacer oración mental. Primero se recuerda alguna verdad religiosa. Para ello es conveniente leer en algún libro de meditaciones. Luego se piensa sobre lo que se ha leído, si nosotros practicamos la virtud de que se trata, si imitamos a Jesucristo, etc. Por último, con la voluntad se hacen propósitos buenos y se pide a Dios gracias para cumplirlos.

4. Oración vocal. 

La oración vocal es una súplica interior explicada con palabras. Debe pedir el corazón lo mismo que los labios dicen Por esto se dice que la oración ha de ser atenta y devota.

5. Jaculatorias. 

Las Jaculatorias son oraciones breves, como: «Dios mío, os amo de: todo corazón». «Corazón Sacratísimo de Jesús, ten compasión de nosotros». Conviene hacerlas muchas veces al día.

6. Oraciones más frecuentes. 

Las oraciones más frecuentes deben ser el Padrenuestro, el Avemaría, el Credo, la Salve, el Rosario, las letanías, las oraciones de encomendarnos a Dios todos los días y otras que ya hemos explicado antes.

7. Oración en familia. 

Es conveniente que algunas devociones, mejor que solo cada uno, las hagan todos los de la fami lia reunidos. Así recomendamos que todos los días se rece el rosario en familia. También se hace la bendición de la mesa todos reunidos.

8. Vistas al Santísimo. 

Los que se precian de buenos cristianos deben todos los días visitar a Jesús Sacramentado y hacer el examen de conciencia.
No hay oraciones mandadas para la visita al Santísimo, así que cada uno puede rezar lo que le inspire más devoción. Generalmente se suele rezar la estación, que son seis Padre nuestros, Avemarías y Glorias y un Credo.

9. La Comunión espiritual.

La Comunión espiritual es un deseo de recibir al Señor. Es muy conveniente repetirla frecuentemente durante todo el día, especialmente al ver una iglesia o visitar al Señor.

10. El examen de conciencia. 

Hacer el examen de conciencia todos los días ayuda mucho a alcanzar la virtud y corregirse de los vicios. Casa que se barre de tarde en tarde no estará muy limpia; así tampoco puede estar pura la conciencia que no se examina y no se limpia con frecuencia.

11. Funciones de la Iglesia. 

Recomendable es que el cristiano oiga Misa todos los días y acuda a las funciones. Son de notar: el mes de junio, dedicado a honrar al Sagrado Corazón de Jesús; el mes de la Santísima Virgen (mayo en el Hemisferio Norte, y del 7 de noviembre al 7 de diciembre en el Hemisferio Sur) en que se celebran las flores para obsequiar a María, y las novenas o cultos de nue ve días seguidos para honrar a los Santos. Digna de gran es tima también es la devoción a las benditas almas del Purgatorio.

12. Procesiones y peregrinaciones. 

No sólo hemos de mostrar nuestra religiosidad en la iglesia, sino también en la calle, tomando parte en las procesiones y acudiendo alguna vez a las peregrinaciones que se organizan a los más celebra dos santuarios. Este culto público a la luz del día es una reparación al Señor por los muchos escándalos que se come ten, despierta el entusiasmo de los buenos y estimula a los perezosos a servir a Dios con mayor fervor.

13. La palabra de Dios. 

Los sacerdotes explican con frecuencia al pueblo la palabra de Dios, y los fieles tienen obligación de oírla. Esta obligación es tanto mayor cuanto más necesitados estén de instrucción religiosa. El que no oye la explicación de la doctrina cristiana se expone a perder la fe y condenarse eternamente.

14. Ejercicios espirituales.

Los ejercicios espirituales son unos cuantos días en que los cristianos dejan sus ocupaciones habituales y se retiran a la soledad para meditar sobre verdades relacionadas con su eterna salvación. Los Romanos Pontífices recomiendan la práctica de Ejercicios espirituales.
PRÁCTICAS PIADOSAS

1. Su objeto.

   Las prácticas de piedad tienen por objeto, lo mismo que la liturgia, la gloria de Dios y la santificación de las almas. Las prácticas de piedad se llaman litúrgicas cuando se hallan establecidas por la Iglesia, como la procesión del Corpus, las letanías de los Santos, etc. Hay otras prácticas de piedad no litúrgicas, que pueden celebrarse según la piedad de los fieles.
   Ya hemos indicado anteriormente las prácticas de piedad a honra de Dios, de la Virgen y de los Santos. Ahora vamos a explicar las principales entre las destinadas a nuestra santificación.

2. Oración.

   La oración es una súplica que hacemos a Dios de cosas buenas. Por la oración somos admitidos a hablar con Dios, le exponemos nuestras necesidades y le pedimos que las remedie.
   Es necesario orar con frecuencia. Jesucristo dijo: «Pedid y recibiréis».
   Sólo mediante la oración suele el Señor conceder sus gracias a los hombres. Por eso dice San Alfonso: «El que ora, se salva; el que no ora, se condena». 
   La oración puede ser mental y vocal.

3. La oración mental.

   La oración mental, que también se dice meditación, es una súplica que se hace a Dios con el entendimiento y la voluntad, sin palabras.
   Es fácil hacer oración mental. Primero se recuerda alguna verdad religiosa. Para ello es conveniente leer en algún libro de meditaciones. Luego se piensa sobre lo que se ha leído, si nosotros practicamos la virtud de que se trata, si imitamos a Jesucristo, etc. Por último, con la voluntad se hacen propósitos buenos y se pide a Dios gracias para cumplirlos.

4. Oración vocal. 

   La oración vocal es una súplica interior explicada con palabras. Debe pedir el corazón lo mismo que los labios dicen Por esto se dice que la oración ha de ser atenta y devota.

5. Jaculatorias. 

   Las Jaculatorias son oraciones breves, como: «Dios mío, os amo de: todo corazón». «Corazón Sacratísimo de Jesús, ten compasión de nosotros». Conviene hacerlas muchas veces al día.

6. Oraciones más frecuentes. 

   Las oraciones más frecuentes deben ser el Padrenuestro, el Avemaría, el Credo, la Salve, el Rosario, las letanías, las oraciones de encomendarnos a Dios todos los días y otras que ya hemos explicado antes.

7. Oración en familia. 

   Es conveniente que algunas devociones, mejor que solo cada uno, las hagan todos los de la fami lia reunidos. Así recomendamos que todos los días se rece el rosario en familia. También se hace la bendición de la mesa todos reunidos.

8. Vistas al Santísimo. 

   Los que se precian de buenos cristianos deben todos los días visitar a Jesús Sacramentado y hacer el examen de conciencia.
No hay oraciones mandadas para la visita al Santísimo, así que cada uno puede rezar lo que le inspire más devoción. Generalmente se suele rezar la estación, que son seis Padre nuestros, Avemarías y Glorias y un Credo.

9. La Comunión espiritual.

   La Comunión espiritual es un deseo de recibir al Señor. Es muy conveniente repetirla frecuentemente durante todo el día, especialmente al ver una iglesia o visitar al Señor.

10. El examen de conciencia. 

   Hacer el examen de conciencia todos los días ayuda mucho a alcanzar la virtud y corregirse de los vicios. Casa que se barre de tarde en tarde no estará muy limpia; así tampoco puede estar pura la conciencia que no se examina y no se limpia con frecuencia.

11. Funciones de la Iglesia. 

   Recomendable es que el cristiano oiga Misa todos los días y acuda a las funciones. Son de notar: el mes de junio, dedicado a honrar al Sagrado Corazón de Jesús; el mes de la Santísima Virgen (mayo en el Hemisferio Norte, y del 7 de noviembre al 7 de diciembre en el Hemisferio Sur) en que se celebran las flores para obsequiar a María, y las novenas o cultos de nue ve días seguidos para honrar a los Santos. Digna de gran es tima también es la devoción a las benditas almas del Purgatorio.

12. Procesiones y peregrinaciones. 

   No sólo hemos de mostrar nuestra religiosidad en la iglesia, sino también en la calle, tomando parte en las procesiones y acudiendo alguna vez a las peregrinaciones que se organizan a los más celebra dos santuarios. Este culto público a la luz del día es una reparación al Señor por los muchos escándalos que se come ten, despierta el entusiasmo de los buenos y estimula a los perezosos a servir a Dios con mayor fervor.

13. La palabra de Dios. 

   Los sacerdotes explican con frecuencia al pueblo la palabra de Dios, y los fieles tienen obligación de oírla. Esta obligación es tanto mayor cuanto más necesitados estén de instrucción religiosa. El que no oye la explicación de la doctrina cristiana se expone a perder la fe y condenarse eternamente.

14. Ejercicios espirituales.

   Los ejercicios espirituales son unos cuantos días en que los cristianos dejan sus ocupaciones habituales y se retiran a la soledad para meditar sobre verdades relacionadas con su eterna salvación. Los Romanos Pontífices recomiendan la práctica de Ejercicios espirituales.

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