miércoles, 15 de mayo de 2013

¡¡GRACIAS!!


¡Qué nos cuestas dar las gracias!

Es una realidad que en el mundo que estamos viviendo, donde la competencia, el subir los peldaños como sea para conseguir nuestros objetivos, cuando solo nos miramos a nosotros y nuestras circunstancias, cuando el YO se ha instalado en nuestras vidas sin fecha de caducidad, cuando nos pasamos trepando, sea el coste que sea, vamos olvidando, que para conseguir lo conseguido, a muchas personas, que se han quedado en el camino, nos han ayudado a subir ese peldaño donde cada uno estamos instalados.

El estrés del día a día, las prisas que abocan a la desesperación y desesperanza nos va endureciendo el corazón y con él nuestros gestos y actitudes ante los demás.

Para hacer un mundo mejor estamos obligados a estar y ser agradecidos. Una palabra de felicitación, de aliento, de estima, de consideración, de ayuda abre corazones pétreos y endurecidos. Todos necesitamos de esa mano amiga que nos diga que nos quiere, que nos valora, que somos necesarios, que podemos ser importantes en este trozo de la tierra en la cual habitamos. Se consigue más con una gota de miel que con un litro de hiel.

¡Con lo fácil que es dar las gracias y expresar palabras cercanas de ayuda y consideración a los demás! Pero para que esto suceda tiene que tener uno un corazón limpio, generoso donde el ambicionar algo no implique la destrucción de un semejante.

¡Gracias! Una sola palabra que nos cuesta decir un mundo porque en ella se implican varias virtudes que deben alumbrar a los seres humanos. Gracias es generosidad, alegría, confianza, admiración, apoyo, ayuda, sinceridad. Gracias significa tener los brazos abiertos y el corazón anhelante para que todos los que se estén a tu lado se encuentren cómodos, realizados y sean felices. Gracias no es solo una palabra sino una condición, una actitud ante Dios, ante la vida, ante los demás.

Cuando me ya voy camino del tren, a esa hora que todavía no ha levantado el día, voy haciendo mi particular dación de gracias  que reproduzco para compartirlo con vosotros:

Señor Mío, te doy gracias por haberme creado y hecho cristiano, por la fe, por el nuevo día que nace, por haberme dado  a mi mujer, Hetepheres, por mi madre, por mi familia, mis amigos, mi trabajo y mis compañeros en los mismos.

También te doy gracias por la salud y la enfermedad, por la riqueza y la pobreza, en las alegrías y las tristezas así cuando soy humillado o cuando soy enaltecido.

¡Gracias, Señor! ¡Gracias por todo porque TODO es necesario para mi vida, para mi particular camino de santificación! ¡Gracias por el pasado, por el presente y por lo que deparas para el futuro! Dios mío, Tú todo los haces para mi bien aunque, en mi cortedad y ceguera, no llegue a apreciarlo en su verdadera dimensión y con todo lo que me das a diario me haces mejor persona porque ansío parecerme más  y más a Tí. Jesús nos dijo y nos dice a diario: “Venid a mi los cansados y agobiados que Yo os aliviaré”. Sí, Amado Jesús, quiero ir pareciéndome poco a poco a Ti, aunque sé que eso es bastante difícil, quiero que tu masedumbre y humildad impregnen cada poro de mi ser y que me pueda nutrir del mejor y mayor alimento, el único que da Vida más allá de lo que conocemos por vida: Su Sacratísimo Cuerpo.

Gracias, Padre por ser tan Bueno conmigo, apoyar y acogerme en Tus Brazos cuando más te necesito y mis fuerzas flaquean. Gracias porque “transformándome” ayudo a los demás a transformar su realidad y hacer de la convivencia un estado óptimo donde la alegría, la responsabilidad, el saber ser y estar pululen por todo los lados.

Todos somos necesarios, todos necesitamos una palabra de apoyo, de cordialidad, de reconocimiento, de esperanza.

Todos necesitamos recibir un ¡Gracias! en nuestras vidas y todos necesitamos dar las gracias por todo cuanto recibimos y nos rodea.

Quiero, hoy, dar las gracias a todos los lectores de sedvalientes.blogspot.com porque sin vosotros este medio no tendría sentido. Con vuestro apoyo, lealtad, corresponsabilidad, sugerencias, información y también las críticas hacéis que todos los días le dedique horas, de la familia, de aficiones, a actualizar este blog que es el medio que Dios ha puesto como mi apostolado, mi carisma y la evangelización que en estos momentos quiere que realice.

Recibid un fuerte abrazo y que Dios os bendiga,

Jesús Rodríguez Arias

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