lunes, 20 de mayo de 2013

ETA HA GANADO.

Editorial


Basagoiti se va. Deja en el País Vasco un Partido Popular hundido, más débil que nunca. Peor aún: deja allí a una derecha española desprovista de las armas intelectuales y morales que hasta hace poco le habían permitido ser un ejemplo para todo el país. En su lugar emerge una especie de centrismo pop y claudicante cuyo principal horizonte parece ser “conllevarse” con la potencia hegemónica, que ya es sin duda alguna el nacionalismo más radical, es decir, el que aspira sin ambages a la secesión.
En cuanto a la otra fuerza que en principio alineaba a los españoles demócratas y constitucionalistas, que es el PSE-PSOE, no ha corrido mejor suerte. Quizá la imagen más elocuente sobre su triste sino es esa de la hija de Eguiguren, junto a la de Otegui, en un acto público. Las “ansias infinitas de paz” de Zapatero nos han llevado a la derrota. No hay más.
Mientras tanto, el nacionalismo intensifica su carrera sin oposición digna de tal nombre. El PNV, en el poder autonómico, camina claramente hacia la formulación de horizontes separatistas a rebufo del delirio catalán y aprovechándose del esfuerzo de Mas y compañía. Por su lado, el mundo pro etarra de Bildu cada vez se siente menos obligado a disimular y ya se permite homenajear libremente a terroristas en plena impunidad, mientras sus amplios tentáculos en el poder local van preparando el camino para una sociedad donde sólo quepan ellos.
Complemento imprescindible de todo ello, la desdichada política de “reinserciones” heredada de Zapatero y prolongada por Rajoy va devolviendo a la calle a asesinos confesos para oprobio de las víctimas y de la sociedad española en general. Ya no hay muertos, es verdad. Pero es porque a los terroristas ya no les hace falta matar para imponer sus tesis.
 

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