Cumpleaños y más
Hoy pensaba celebrar el cumpleaños por lo civil de Carmen con una enumeración pedagógica: todo lo que ha aprendido en estos tres años: andar, hablar, comer sola, saltar, tener amigas, encender la tele, ¡apagarla!, contar un cuento, recitar un poema, inglés... Pero estoy estremecido de pena y de alegría por la entrada Francisco Alba en la que felicita a su mujer, que ha perdido, por su cumpleaños. Así es: siempre celebraremos los cumpleaños de los que amamos, pase lo que pase, y después, cuando dejemos de contar el tiempo y ya no haya cumpleaños, lo celebraremos todo, tras el muro infinito. Así estaba yo, conmocionado, cuando, buscándole un poema a Suso, encontré éste de José Jiménez Lozano, que incidía:
PROTESTA
La vida es para siempre, Dios,
¿ya no te acuerdas?
Y santa Rita, Rita,
lo que se da no se quita,
o no juego contigo a más vida
ni tampoco a más muerte.
Siempre me haces trampa,
me prometes,
no te devuelvo nada, ya no es tuyo:
Santa Rita, Rita,
lo que se da no se quita,
¿no te acuerdas?
Si volviéramos a bautizar a Carmen, le añadiría también el nombre de Rita a su C., su otra C., su B, y su G, para dejar las cosas claras. Ya no es posible --así de irreversible es el bautismo--, aunque con otra niña no lo dudaría. Pero el caso es que lo que se da no se quita, y que la vida, que celebramos hoy y muchos otros días, es para siempre, como a thing of beauty, gracias a Dios.
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