lunes, 20 de mayo de 2013

A VILLALUENGA DEL ROSARIO: ¡DESDE EL CORAZÓN!



¿Qué queréis que os diga? Cuando pienso en Villaluenga del Rosario se me acelera el pulso y el corazón.

Ansío el desembocar por la Manga hasta llegar hasta el pueblo más bonito, que me disculpen los demás, de la Provincia de Cádiz. Conociéndote, ¿Quién no querría vivir toda la eternidad contigo? Coger por la Avenida de los Arbolitos, transitar por el centro histórico hasta llegar a casa donde el hogar nos volverá a recibir con los brazos abiertos.

Han sido muchos días sin poder ir. Cerca de veinticinco días y sus correspondientes noches sin respirar el aire puro que emanan de tu grandeza natural, disfrutar del y con el silencio que impregnas cada sentido, posar la mirada sobre la eternidad que se presenta en forma de sierra, de valle, del inmenso Caíllo, caminar por los senderos ocultos a miradas y pasos del gentío, pasear por tus sempiternas calles empinadas en los claroscuros de la noche velada y conversar largo y tendido con mis queridos amigos Fernando, Rubi, Juan de Dios, Gabriel y Diego, Pedro, Berna, Alex, Antonio, Óscar, Andrés y tanta buena gente que llevo en el corazón, que se convierte en un puente entre la razón y los sentimientos más profundos, en el Casino de Villaluenga.

Visitar "La Velada", "La Posada", "Ana Mari", "La Covacha", la panadería o cualquiera de sus lugares es un puro deleite. Degustar los buenos quesos de cualquiera de sus queserías tradicionales de este bendito lugar es un deleite para todos los sentidos.

Ya va quedando menos para que todo esto suceda, para que me reencuentre con mi gente, con la felicidad completa, con el sosiego de alma y cuerpo que tanto necesito y ansío. Atrás dejaré los agobios de las responsabilidad, muchas de ellas que no llevan a ningún lado, las agendas, los teléfonos, las carteras de compromisos, la ingente actividad social que me suele acompañar allá por donde voy y poder disfrutar de mi pueblo, de mi gente, de la vida en Villaluenga junto a mi mujer porque tanto Hetepheres como yo somos dos verdaderos enamorados de este hermosos, coqueto y singular pueblo que mira al horizonte con esperanzada ilusión desde esa atalaya que está arriba de los montes.

¡Gracias Villaluenga, gracias por existir!

Jesús Rodríguez Arias

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