jueves, 14 de marzo de 2013

¡¡SE HA LUCIDO EL ESPÍRITU SANTO!!; POR PEDRO MEJÍAS RODRÍGUEZ.


El titular me lo ha
dado certeramente una
buena amiga. Y así es.
Habemus Papam.
Es la primera vez
que me entero de una
fumata blanca por washap,
y vivimos en las
redes sociales todo lo
que ha rodeado la elección
de nuestro nuevo Papa. Estaba en la
calle y corrí bastante para poder ver el saludo
y enterarme de quién era.
Una primera impresión que me llevé fue
la de un hombre sereno (cuánto tiempo,
entre timidez y contemplación, se llevó observando
en silencio al gentío de la plaza…),
sencillo, y simpático. Con su primer
comentario se sacudió la “presión mediática”
y nos metió en el bolsillo: “mis hermanos
cardenales se han ido a cogerlo casi al
fin del mundo. Y aquí estoy.”
Después dio paso a la oración, rezando
un padrenuestro y avemaría por nuestro
amado Benedicto XVI, e invitando a la multitud
a hacer silencio para rezar unos segundos
a Dios. Me pareció impresionante, y
que ya dibujaba lo que será una línea principal
en su pontificado: la oración.
Seguidamente lo que más me llamó la
atención de su primera aparición fue la
humildad con la que se dirigió al pueblo.
Sin aspavientos escénicos, como el que sabe
de verdad que está ante una misión que le
supera. Se inclinó, se arrodilló ante Jesucristo
mismo, presente en la asamblea inmensa
de fieles reunida ante él, su Vicario
en la tierra.
Es jesuita. Y esto no es algo menor. Un
religioso. Quiere decir que es obediente,
capaz de soportar
humillaciones, que le
vendrán sin duda en la
hora presente. Austero,
bien formado intelectualmente,
acostumbrado
a grandes renuncias...
Y fue provincial de la
Compañía de Jesús en
Argentina en los difíciles
años 70, con la teología de la liberación
y tantas infidelidades.
Es hispanoamericano, conoce la problemática
de ese continente, y ha tenido que
bregar tanto con la dictadura militar como
con la laicista de los Kichner, poniendo
siempre la verdad por delante de los gobiernos.
Ha tomado como nombre Francisco, el
santo renovador de la Iglesia, el santo de la
humildad. Y también como Francisco Javier,
el gran evangelizador de Asia. Como
dice Kiko Argüello, “el nuevo Papa llevará
adelante la evangelización al mundo entero”.
Está claro que El Espíritu Santo guía a
la Iglesia. Se ha lucido. Ha estado espléndido
con nosotros, y nos ha proporcionado un
inmenso regalo en esta hora difícil para la
Iglesia y para el mundo: el Papa Francisco.
Desde lo más profundo del corazón, le
ofrezco en este momento mi obediencia y
lealtad incondicional para que esa aventura
que comenzamos juntos hoy, “un camino
de fraternidad, de amor, de confianza
entre nosotros”, como mencionó en su primer
saludo, sea “fructífera para la evangelización”
.
Petrus quînta
LA BELLEZA DE LA IGLESIA (LXXXII) Año de la Fe
“Iba ella resplandeciente, en el apogeo de su belleza, con rostro alegre como de una enamorada” Est5,1
“¡¡SE HA LUCIDO EL ESPÍRITU SANTO!!”

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