viernes, 8 de marzo de 2013

PARA MEDITAR.

Si quieres ser santo, debes tener la frescura de la mañana en la mirada y la sonrisa del niño en el alma; la mano, firme, tendida para ofrecer compañía a todo el que lo requiera; un latido bondadoso siempre en el corazón y en la lengua la palabra amable, justa y sincera. 

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