domingo, 10 de marzo de 2013

LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA LLEGA AL CINE.

Cultura | La Gaceta


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  • La persecución religiosa llega al cine
    La persecución religiosa llega al cine
    7 COMENTARIOS KIKO MÉNDEZ-MONASTERIO
  • La productora se llama "A contracorriente", y la películaUn Dios prohibido, así que antes que emitir un juicio sobre el producto final, ya sabemos que los autores saben ponerle nombre a las cosas. Aunque la guerra civil ha sido un tema recurrente en el cine español de las últimas décadas, no se ha concedido ni una escena a la persecución religiosa que se llevó a cabo durante el conflicto y que, en número absoluto de mártires declarados, es la mayor que ha sufrido la Iglesia católica en toda su historia. Nunca, en tan breve espacio de tiempo, se mató tanto por causa de la fe.
    El equipo de la película -Pablo Moreno, director, Juanjo Díaz Polo guionista y Jacobo Muñoz, director de marketing- contó durante la Muestra algunas de las peripecias del casting y del rodaje -53 actores y más de 400 figurantes- y la dificultad de la propia temática de la película. "Es algo sobre lo que no se ha hablado mucho".
    La palma del martirio

    En realidad no se ha hablado casi nada, al menos durante décadas. Y por eso los veinte minutos que se proyectaron en la Muestra adelantan la noticia de una polémica inevitable, porque el más aséptico relato de los hechos ya es todo un terremoto que sacude la memoria oficial de aquellos tiempos. Además, el trailer parece indicar que los autores no han querido presentar una versión edulcorada de la tragedia. Sin caer en lo gore, no se elude ni siquiera la castración del obispo que acompañó en el martirio a los claretianos, o las humillaciones y torturas a las que fueron sometidas los religiosos.

    La versión cinematográfica de estos sucesos reales narra las últimas semanas de vida y el martirio de 51 miembros de la Comunidad Claretiana de Barbastro (Huesca), en agosto de 1936. Los hechos se conocen con detalle gracias al testimonio -entre otros, algunos de los propios carceleros- de dos seminaristas argentinos, que compartieron cautiverio con los mártires, y que pudieron salvar la vida gracias a su condición extranjera.
    Barbastro se había convertido en un enclave estratégico al inicio de la contienda. El 20 de julio las milicias republicanas asaltan la casa de la comunidad claretiana, en la que había 60 personas. Pocos días después fusilan al padre Superior, al Prefecto y al Ecónomo, mientras confinan al resto de los religiosos en el salón de actos del colegio de los escolapios. La mayoría ya sólo saldría de allí hacia el martirio.
    Pastillas de chocolate

    En las semanas que duró el cautiverio se encuentran las razones que hicieron de aquellos hechos una tragedia de película. Por las ventanas el populacho se acercaba a injuriar a los claretianos; los carceleros les introdujeron prostitutas en el salón, buscando la apostasía de los jóvenes aspirantes a sacerdotes, y alternando las tentaciones con las burlas y las torturas. No flaqueó ninguno, a pesar de que a muchos les ofrecieron la salvación sin pedir nada a cambio, sólo el abandonar a sus compañeros. Pero ni uno solo quiso hacerlo. En aquella improvisada prisión se las ingeniaron para llevar su vida religiosa clandestina. En verdad Dios estaba prohibido, así que el cocinero introducía de contrabando las formas consagradas, entre al pan y la pastilla de chocolate. Al chocolate todavía le sacaron más utilidad, escribiendo en sus envoltorios las cartas de despedida, cuando ya eran todos conocedores de su suerte. Esta es una de ellas, que firmaron los últimos en ser asesinados (ver apoyo).

    Los Mártires de Barbastro fueron beatificados por el papa Juan Pablo II el 25 de Octubre de 1992.
    El Seminario fue convertido en un montón de escombros, junto con ocho iglesias más de la misma diócesis. Más de 200 templos fueron saqueados, con sus objetos de culto totalmente destruidos y arrojados a las llamas. Las iglesias se convirtieron en garajes, almacenes y, en algunos casos, salones de baile. Una curiosidad: en Barbastro, en las elecciones de febrero de 1936, habían ganado las derechas.

    ¡Viva Cristo Rey!
    “Querida Congregación: Anteayer, día 11, murieron, con la generosidad con que mueren los mártires, seis de nuestros hermanos; hoy, trece, han alcanzado la palma de la victoria 20, y mañana, catorce, esperamos morir los 21 restantes. ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Y qué nobles y heroicos se están portando tus hijos. Pasamos el día animándonos para el martirio y rezando por nuestros enemigos y por nuestro querido Instituto. Cuando llega el momento de designar las víctimas hay en todos serenidad santa y ansia de oír el nombre para adelantar y ponernos en las filas de los elegidos; esperamos el momento con generosa impaciencia, y cuando ha llegado, hemos visto a unos besar los cordeles con que los ataban, y a otros dirigir palabras de perdón a la turba armada: cuando van en el camión hacia el cementerio, les oímos gritar ¡Viva Cristo Rey! Mañana iremos los restantes y ya tenemos la consigna de aclamar, aunque suenen los disparos, al Corazón de nuestra Madre, a Cristo Rey, a la Iglesia Católica, y a ti, Madre común de todos nosotros. Me dicen mis compañeros que yo inicie los ¡vivas! y que ellos ya responderán. Yo gritaré con todas la fuerza de mis pulmones, y en nuestros clamores entusiastas adivina tú, Congregación querida, el amor que te tenemos, pues te llevamos en nuestros recuerdos hasta estas regiones de dolor y muerte. Morimos todos contentos sin que nadie sienta desmayo ni pesares: morimos todos rogando a Dios que la sangre que caiga de nuestras heridas no sea sangre vengadora, sino sangre que entrando roja y viva por tus venas, estimule tu desarrollo y expansión por todo el mundo. ¡Adiós, querida Congregación! Tus hijos, Mártires de Barbastro, te saludan desde la prisión y te ofrecen sus dolores y angustias en holocausto expiatorio por nuestras deficiencias y en testimonio de nuestro amor fiel, generoso y perpetuo. Los Mártires de mañana, catorce, recuerdan que mueren en vísperas de la Asunción. ¡Y qué recuerdo éste! Morimos por llevar la sotana y moriremos precisamente el mismo día en que nos impusieron. Los Mártires de Barbastro, y en nombre de todos, el último y más indigno. Faustino Pérez. C. M. F. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Corazón de María! ¡Viva la Congregación! Adiós, querido Instituto. Vamos al cielo a rogar por ti. ¡Adiós, adiós!”.

    El Pelé, el obispo y otros mártires
    Junto a los 51 misioneros claretianos también fue asesinado Ceferino Giménez “el Pelé” (que en la película encarna Mauro Muñiz), gitano de misa y comunión diaria. Había interpelado a unos milicianos que estaban maltratando a un sacerdote. Le detuvieron por ello, le registraron y en sus bolsillos encontraron un Rosario, que le valió la muerte. Con esas cuentas en la mano fue fusilado mientras daba vivas a Cristo Rey.  También el obispo Florentino Asensio (Gabriel Latorre) preso en su propio palacio desde el 19 de Julio, que luego compartió prisión con los claretianos para ser finalmente, torturado y asesinado el día 9 de agosto. En su diócesis se había perpetrado una de las persecuciones religiosas más crueles y numerosas de las historia: en aquellos días morirían 13 canónigos de la catedral, 114 sacerdotes diocesanos, 5 seminaristas, 9 religiosos de las escuelas pías, 18 benedictinos, y todo ello sin incluir el martirio de centenares de seglares que hallaron la muerte sólo por pertenecer a la Acción Católica, la Adoración Nocturna, o que hubieran manifestado de cualquier otra forma pública su fe.

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