domingo, 10 de marzo de 2013

LA "FÁBRICA DE SACERDOTES" DE CÁDIZ CAPEA LA CRISIS VOCACIONAL.


tudiocesis.com

Foto: Mario Sánchez
Foto: Mario Sánchez
En estos tiempos donde la Iglesia Católica tiene varios frentes abiertos, donde en las próximas semanas se elegirá un nuevo Papa, tras la renuncia de Benedicto XVI, aquí en Cádiz, la vocación se mantiene viva y es que la creencia y la Fe nada tienen que ver con la coyuntura económica del momento.
Esta semana nos hemos acercado a uno de los seminarios más antiguos -no solamente de Andalucía sino de España- hablamos del seminario San Bartolomé, perteneciente a la Diócesis Cádiz y Ceuta, para saber de primera mano la vida de los futuros sacerdotes, y los motivos e inquietudes de seguir la ‘llamada de Dios’.
El seminario abrió sus puertas a este medio ya que “dar  a conocer al seminario siempre es positivo” señala Ricardo Jiménez, padre formador del seminario. Al contrario de lo que se puede pensar un seminario es un lugar abierto, lejos del oscurantismo con el que a veces se trata de difamar a la Iglesia Católica. El seminario de San Bartolomé lleva casi cinco siglos formando a sacerdotes de forma continua. Otro dato a destacar, es la institución docente más antigua de Cádiz entre las que siguen funcionando.
En la actualidad, hay 17 seminaristas, un número considerable, en comparación con otros seminarios no solamente de Andalucía sino de todas las Diócesis de España. En este sentido, señalar que el número de seminaristas en España ha aumentado hasta los 1.307 en el curso 2012-2013, un 2,3 por ciento más que en el curso anterior, lo que supone un crecimiento de 29 seminaristas, según las estadísticas publicadas por la Conferencia Episcopal Española. Así, la cifra sigue aumentando, al igual que lo hizo en el curso 2011-2012 cuando el número de seminaristas pasó de 1.227 a 1.278.
“Llevo nueve años de rector” señala José Manuel Daza Tello, y durante este tiempo “el número de seminaristas en los diferentes cursos varía, dependiendo de la época”. “Ha oscilado un máximo de 23 o 24 seminaristas y un mínimo 15, ahora estamos en 17…pero la media ronda los 20 seminaristas más o menos por curso en los últimos años”. “Ojalá vengan más” apuntaba Ricardo Jiménez Mateo Merlo, padre formador del seminario.
En estos momentos donde la palabra ‘crisis’ parece estar más viva que nunca, también ha afectado un poco a la vocación. “Crisis vocacional hay” afirma el rector “sobre todo la crisis está en el fondo occidental porque en otras partes del mundo, en iglesias más nuevas, no hay crisis, al revés está aumentando la vocación” por contra “en Europa, América del Norte, sí hay una crisis vocacional…será el dormecimiento de la Fe”.
La vocación
Cuando una persona se está planteando la vocación, hay varios pasos a seguir. “En un principio, hay un tiempo de discernimiento, donde se va acercando por el seminario, encuentros…tenemos aquí un preseminario para saber si el joven da ese paso. El ciclo de estudio son 6 años, durante este tiempo estudian las materias apropiadas y luego también, a través de procesos de encuentros y de entrevistas personales, van madurando  humanamente y a través de la oración, van madurando  espiritualmente, poco a poco y van teniendo ese encuentro con el señor, porque aquel que se ha encontrado con Cristo podrá llevar a Cristo a los demás” señala Ricardo Jiménez.
“Hay veces, es verdad, que en un principio sienten una llamada fuerte a la vocación del sacerdocio, y llevado un tiempo algunos van viendo que éste no es su camino, entonces se les anima a que sigan viviendo su Fe como cristiano, ya sea a través de la familia…pero la gran mayoría terminan su proceso de formación”.
En primera personaJuan Ramón Rouco lo tuvo claro desde niño. Este joven natural de Ceuta, se acercó ya hace unos años al seminario San Bartolomé para emprender el camino al sacerdocio. “Desde que hice la comunión ya quería ser sacerdote”. Juan Ramón se encuentra en la recta final hacia el sacerdocio, ya que está en el último curso (sexto), “lo tenía muy claro desde muy chico, pero cuando realmente descubrí la vocación fue cuando entré en el seminario”. “Entré aquí por un impulso, sabía que era mi camino, y sin ver más allá yo veía que era algo que me hacía feliz” aunque “es verdad, que el primer curso (introductorio) lo pasé un poco regular, pero al año de estar en el seminario, hicimos lo que se llama una semana de ejercicios espirituales, es como la pretemporada de los futbolistas, y me acuerdo perfectamente que el sacerdote que nos estaba llevando nos dijo que reflexionáramos sobre la historia de Dios en nuestra vida…y fue reflexionando  la historia de Dios en mi vida, como me di cuenta que en fondo Dios me había guiado hasta llegar aquí, y sobre todo por la felicidad que me estaba dando y me da”.
En junio hace el examen final, y si aprueba habrá terminado. Pero la preparación para un futuro sacerdote no sólo es la formación académica, ya que la formación para ser sacerdote “no es únicamente la parte intelectual, te tienen que ver preparado, que te vean que estás capacitado para ejercer como sacerdote, si el obispo [Rafael Zornoza] te ve apto pues te pone fecha de ordenación”.
“Desde una perspectiva se puede decir que he perdido la juventud, pero para mí personalmente la he ganado porque si realmente estoy lleno no necesito nada más… la alegría de descubrir que Dios me está llamando para algo, y si mi vida tiene un fin para mi es esa felicidad”. “Yo he sido plenamente feliz, y si en esta vida estamos para ser felices… teniendo eso que más quiere uno”.
Asimismo, otro joven seminarista, Juan Carlos, natural de Alcalá de los Gazules, lleva dos años (el introductorio y  primero de Filosofía) en San Bartolomé. Y también, desde pequeño sintió la llamada de Dios.
“Emprendí este camino, porque desde muy joven sentía la vocación, es verdad que al principio no sabía quien era, si era el Señor u otra cosa, pero poco a poco fui descubriendo mi vocación y cada vez que avanza un paso, me sentía más feliz, más lleno. Fue entonces cuando sentí la llamada del Señor a dar este paso  con valentía” pues “lo peor para la vocación es el miedo… yo oía las palabras del Señor que me decía ‘sé valiente’”.
Para los que no tienen tanta claridad de dar el paso “que se acerquen siempre a su párroco, que ahí es donde mejor se descubre la vocación…con los tuyos, en su entorno cercano, en su parroquia, para descubrir realmente si quiere emprender este apasionante camino” apunta este joven alcalaíno.
El Seminario de Cádiz, funcionando desde 1589 de forma ininterrumpida 
El Seminario de Cádiz, se creó el 2 de Noviembre de 1589. El  impulsor de la fundación fue Antonio Zapata y Cisneros, Obispo y más tarde Cardenal. Pero fue una empresa de toda la Diócesis: Obispado, Catedral y parroquias. Se ubicó en la calle de San Juan, frente a la Catedral actual. Es el noveno de los que se fundaron en España, y el tercero de Andalucía. Comenzó a funcionar con treinta y tres alumnos. Es la institución docente más antigua de Cádiz, entre las que siguen funcionando.
El año 1780 es una fecha clave para el Seminario de San Bartolomé. Unos años después de haber sido expulsados los jesuítas de España por el rey Carlos III, los seminaristas se trasladan al edificio del antiguo Colegio de Santiago, de los Jesuítas: el edificio de la calle Compañía. El Seminario se agrega a la Universidad de Sevilla (17 de marzo de 1785), y eleva mucho el nivel intelectual de sus alumnos. Abre sus puertas a alumnos seglares, que no pretenden ser sacerdotes, pero que vienen atraídos por el prestigio del Seminario.
José Escalzo y Miguel, Obispo de Cádiz, abrió el Seminario a la cultura de la época, y a alumnos seglares. Fue una etapa, por desgracia breve, de gran esplendor intelectual. Vicente Calvo y Valero, ilustre sevillano, primero canónigo de Cádiz y más tarde Obispo, se había dado cuenta de que los nuevos tiempos exigían sacerdotes de gran talla humana, intelectual y espiritual. Y emprendió una reforma a fondo en el Seminario.
El año 1883, siendo Obispo de Santander, concibió un proyecto grandioso: fundar un Colegio Español en Roma. Y allí envió nueve seminaristas, para que se prepararan bien y elevaran luego el nivel de los seminarios españoles. Se anticipó al Beato Manuel Domingo y Sol. El año 1885, ya Obispo de Cádiz, comienza los trabajos de restauración del Seminario: casi una edificación nueva.
El año 1890 inaugura el edificio, en la calle Compañía, y le da unos nuevos estatutos. El Seminario de Cádiz alcanza un gran nivel intelectual y espiritual.
También se convierte en casa de ejercicios espirituales para sacerdotes. Organiza tandas, que elevan la tensión de la vida de fe del cero gaditano.
Al terminar el Concilio Vaticano II, la Diócesis de Cádiz y Ceuta traslada a sus seminaristas a Salamanca, buscando una mejor preparación intelectual. La estancia en Salamanca es breve.
El 12 de octubre de 1969 se funda el Centro de Estudios Teológicos de San Telmo, en Sevilla. Lo fundan los Obispos de Andalucía Occidental y los Superiores Mayores de algunas Congregaciones religiosas. Como socio co-fundador, el Obispo de Cádiz y Ceuta traslada su Seminario a Sevilla.
En el año 1985 el Seminario reabre sus puertas, tras la última restauración, desempeñando las funciones de Casa de Espiritualidad y residencia Sacerdotal.
Desde el curso 1994/95 es sede nuevamente del Seminario, primero del curso Introductorio y a partir del curso 1996/97 de los demás cursos. También se ubica en el edificio de San Bartolomé la Escuela Diocesana de Teología.
En este viejo edificio se conserva la mayor y más antigua biblioteca de Cádiz, con fondos que abarcan desde el siglo XV hasta nuestros días. Fondos que es preciso fichar y catalogar para que puedan estar disponibles a los estudiosos e investigadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario