Parece ser que de todo hay que reírse, que a todo
hay que sacarle “chiste”, que no podemos tener respeto por nada ni por nadie
para ser más “guay”, más cercanos, más amenos y amigables.
Ayer pude comprobar este extremo en varias
ocasiones y, tengo que decir, no me sorprendió sus remitentes porque son
demasiado previsibles.
Dios que hace las cosas como Él ve más oportuno
hizo que viéramos a Su Santidad el Papa Francisco desde el Centro de Congresos de San Fernando
justo antes de empezar la magistral conferencia-audiovisual que ofreció José
Carlos Fernández Moscoso. Fue una tarde de sensaciones raras porque se unió la
alegría y esperanza de la elección del nuevo Papa, el estar al lado de un amigo
que disertó sobre un tema del cual es un especialista así como la enorme
tristeza por la muerte de la hija de otro amigo y que me comunicaron en esos
momentos.
Mientras atendía a la exposición de José Carlos
miles de mensajes, de correos, de comentarios llenaban y llegaban a mi
BlackBerry, todas del Papa. Agencias de
noticias de todas las partes del mundo se hacían eco de tan magno
acontecimiento y ponían a mi disposición, sobre la marcha, dicha información
con todo lujo de detalles. Todas las redes internacionales donde está integrado
este blog comunicaban fielmente sus publicaciones. Si en días normales tengo
una media de 300 correos electrónicos ayer, perfectamente, habrán llegado a los
1000. Cuando los revise tengo una ardua tarea de borrar los mismos para que mis
correos electrónicos no se saturen.
Entre los cientos de mensajes que pude leer, o
mirar, que se publicaban en las redes sociales había de todo, como es de
suponer, admiración, alegría, respeto hasta mofa, insulto y “cachondeo”.
Debo decir que de no creyentes me espero de todo,
de los que tienen una fe débil e influenciable también. Lo que me sorprende es
que personas que tienen o han tenido una “prestigio” por su dedicación a la
Iglesia desde movimientos o realidades eclesiales, que ostentan alguna
responsabilidad en estas o presumen de seriedad se apunten para “quedar bien” a
esta moda de hacer broma y mofa para un acontecimiento tan importante para
todos los católicos del mundo.
Que si llaman al Papa: Curro, Currito, Paquito,
Paco, que si los “hombres de Paco” por la prestigiosa y prestigiada Guardia
Suiza, que si... Y así miles de apelativos “cariñosos” y ciertamente ridículos
que dicen mucho del que se presta a ese tipo de broma.
En este tipo de broma inocente que algunos hacen
se les une otros cuando pinchan el “Me gusta”. No olvidemos que algunos se prestan
a este tipo de cosas por reírse de lo que para nosotros, los creyentes, es
importante, es sagrado. Las mentes que idean, de verdad, estas proclamas no son
los que se hacen eco de ellas sino mentes sucias que están en manos del mal.
Por eso, mis queridos amigos, no podemos ni
debemos estar en “Misa y repicando”, no llegaremos a ser creíbles si nuestra
actitud no es transparente con nuestra personalidad, con nuestra forma de ser.
Para tener autoridad moral, en todos los órdenes de la vida, hay que ser
coherentes entre lo que se piensa, se dice y se hace. Si falla algunos de estos
elementos estaremos fallando a los demás y, lo que es peor, a nosotros mismos.
Cuando veamos esos tipos de mensajes, cuando lo
compartan con nosotros, cuando quieran hacerlos extensivo tenemos que obviarlos
y olvidarnos de ellos porque si le prestamos alguna atención habremos caído de
bruces en las torcidas intenciones de los que no nos quieren bien.
Que el Señor, que es el Buen Pastor, ilumine y
guíe a Santo Padre Francisco en su
Pontificado que acaba de comenzar así como cuide con desmesura a Su Santidad Benedicto
XVI.
Jesús Rodríguez Arias
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