Sección - Marinero en tierra
Montes
de Piedad
En calidad de Comisario de la Competencia de la Comisión
Europea, Joaquín Almunia ha presentado el documento que establece las
condiciones de ayudas públicas para la reestructuración del sistema financiero.
Advierte que las Cajas tendrán que despedir más de 8.000 empleados y eliminar
casi 1.000 oficinas. Además, para que no compitan en condiciones ventajosas
deberán concentrar su negocio en sus regiones de procedencia, en la banca
familiar y en la banca minorista.
Se terminaron los experimentos financieros y la economía
especulativa, toca volver a los orígenes. Esto no será fácil en el conjunto de
cajas agrupadas bajo la marca de Bankia porque la poda puede ser tan intensa
que no solo termine con las ramas secas sino con el tronco y la raíz. El
descenso de los tipos y la caída de los márgenes sitúan a las entidades al
borde del precipicio.
Después de estas declaraciones públicas de Almunia en las
que no aparece ningún atisbo de autocrítica para su partido, para sus antiguos
compañeros de gobierno y para toda la clase política que ha gestionado el
desastre sin ningún escrúpulo moral, Bankia ha dado a conocer su plan
estratégico. Resulta cívicamente vergonzoso y moralmente intolerable para una
opinión pública madura que ni en las declaraciones de Almunia ni en las páginas
del plan estratégico se hable de devolver el dinero, rendir cuentas, exigir
responsabilidades y sobre todo, de algo tan sencillo como pedir públicamente
perdón por los numerosos daños cometidos.
El espectáculo está servido y tiene más pinta de tragedia
que de comedia. En el plan estratégico de Bankia para los próximos tres años
hay poca información comprensible para el ahorrador medio. Lo mejor está
concentrado en la segunda y última página. Al principio aparece una advertencia
legal para recordarnos que esa información carece de valor y no se puede pedir
responsabilidades a nadie por lo que allí se dice. Al final se afirma sin
convicción alguna que el objetivo es “volver
a ser entidad financiera sólida y sostenible…”.
Esta nostalgia de los orígenes y de los “territorios naturales” exige mayor
respeto a los clientes, los trabajadores, las familias y la memoria. Un respeto
al capital social, la confianza y la honestidad que estuvo en el origen
antiusurero de unas instituciones que la tradición franciscana había puesto en
marcha no como agencias de codicia sino como Montes de Piedad.
Agustín DOMINGO MORATALLA
Para el viernes 30 de Noviembre de 2012, en LAS PROVINCIAS.
GRUPO VOCENTO
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