El obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla, celebró ayer en el camposanto de las matanzas de Paracuellos de Jarama, por cuarto año consecutivo, una misa en sufragio por las más de 4.500 personas allí asesinadas entre noviembre y diciembre de 1936. El prelado complutense afirmó que ese lugar constituye, junto con el lugar del martirio de los santos Justo y Pastor sobre el que se construyó la catedral alcalaína, “el lugar de patrimonio espiritual más importante en nuestra diócesis”.
Al recordar que 120 de las víctimas de aquellas matanzas ya han sido beatificadas, monseñor Reig Pla afirmó: “Aquí está el relicario, que yo prefiero llamar la más grande catedral que se ha edificado en el mundo con aquellos que fueron testigos de la fe”. El obispo se refirió también a la necesidad de promover la beatificación de aquellos “están esperando que nosotros pongamos en marcha, por la causa de los Santos, todo el trabajo necesario para aumentar el número de mártires testigos de la fe”.
El prelado se refirió a las matanzas de Paracuellos como “un hecho singularísimo” dentro de “la persecución religiosa en España”, porque de tantas personas “ninguno de ellos apostató” y llegaron “al extremo de morir en paz, morir perdonando, algo que nadie puede hacer sin la misericordia de Dios que regenera su corazón y lo limpia”. Aseguró que “este terreno humilde se ha salvado por la providencia, ya que ha habido intentos incluso de trasladar los restos de nuestros hermanos a otros lugares”.
Peregrinación
Paracuellos constituye, según el obispo Reig Pla, un lugar privilegiado al que propuso peregrinar: “Este es un santuario y una tierra para orar, para suplicarle a Dios, y un lugar de peregrinación, donde podamos recibir la misma fortaleza de nuestros hermanos mayores, testigos de la fe, el mejor patrimonio para la Iglesia. Esto es una constelación de estrellas en un momento de oscuridad, de crisis epocal, de crisis de civilización”.
El prelado aconsejó particularmente que lo visiten “nuestros niños, nuestros jóvenes, aquellos que están escolarizados y que pueden venir aquí en peregrinación, aquellos que quieren sentir el dolor de la descristianización de su pueblo que vengan aquí para aprender la lección de la fe, para aprender la lección de una vida generosa hasta el derramamiento de la sangre y para vigorizar nuestra esperanza”.
Antes de terminar la misa y rezar sendos responsos en las siete fosas y el pinar, monseñor Reig Pla definió ese camposanto como “un lugar hermoso”. “Un punto de luz para nuestra diócesis y para España. Una hermosura de sacerdotes, de religiosos, de familias enteras, de personas con profesiones cualificadas, desde los militares, los abogados, los médicos, los profesores, familias enteras, niños, mujeres, hombres, esto es un punto de luz. Si entre todos aunamos esfuerzos, si trabajamos en la misma dirección en la causa de los Santos, en la comisión que hemos creado, devolveremos con justicia a nuestra tierra este lugar que tendría que ser uno de los más significativos como patrimonio espiritual de nuestra Iglesia católica”, añadió.
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