sábado, 10 de noviembre de 2012

EL ABURRIMIENTO; POR ALFONSO USSÍA.


La razón

 
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El aburrimiento; por Alfonso Ussía
Diccionario Inteligente
9 Noviembre 12 - - Alfonso Ussía
El embajador de los Estados Unidos en España, Alan Solomont, tiene que estar pasando por una época de singular aburrimiento. O está muy aburrido o hay que orientarlo. Pocas horas después del triunfo electoral de Barack Obama, ha recibido a Rubalcaba. El incontestable líder del PSOE sentía la urgente necesidad de hacer llegar al reelegido Presidente de los Estados Unidos un mensaje fundamental. «Señor embajador, traslade al señor Presidente Obama nuestra felicitación, así como el ofrecimiento del PSOE para que cuente con nuestro partido en la lucha por la justicia y contra el hambre». Tan divertido y surrealista que me propongo solicitar audiencia al señor embajador Solomont para ofrecerle a Obama mi colaboración en la batalla contra el aumento de surfistas en las playas de California. Que Rubalcaba, coautor de cinco millones de parados, ofrezca su ayuda para luchar contra el hambre es algo que merece, por su osadía, un reconocimiento internacional. Lo de la lucha por la justicia también tiene su intríngulis, y estoy seguro de que Obama va a agradecerlo profundamente. «Señor Presidente, que ha estado aquí Rubalcaba y…»; «estoy agotado, Solomont, así que déjate de chorradas».
La victoria de Obama era inevitable. Los expertos aseguran que su triunfo se debe, en gran medida, al voto de los hispanos y de las mujeres. Romney carecía de atractivo. Acartonado y con aspecto de actor de serie secundaria. Obama, que lo ha hecho bastante mal en sus primeros cuatro años, ha sufrido lo indecible para doblegar a Romney, pero al final ha vencido con cierta holgura. Como español me siento satisfecho, por cuanto el Presidente de los Estados Unidos parece decidido a ayudarnos, mientras que el candidato derrotado no tenía una idea clara de nuestra situación. Ni de nuestra situación, ni de la ubicación de España en el mapa, que muchos norteamericanos establecen al sur de Nuevo México.
Los Estados Unidos disfrutan o padecen de unas campañas electorales muy familiares. Besos en la boca a sus mujeres, aparición de los niños en los escenarios, abrazo a la madre, casi siempre viuda, en el mitin del Estado donde la viuda habita, y todas esas cosas. Luego vienen las becarias con el chupachups, pero esas situaciones también se dan en la vieja Europa, España incluida. La victoria de Obama ha sido celebrada por los dos grandes partidos. «Ha ganado el nuestro», ha declarado el ministro de Asuntos Exteriores García-Margallo. «Obama es mucho más nuestro que del Partido Popular», ha manifestado Elena Valenciano. Se disputan sus sonrisas y sus besos. Y Romney no tiene quien le escriba, porque ya se le ha pasado el arroz.
Del mismo modo que Rubalcaba le ha ofrecido a Obama su ayuda para combatir el hambre y luchar por la justicia, Rajoy haría muy bien en ofrecerle su apoyo para convertirlo en un mandatario firme, decidido y contundente. «Barack, haz como yo; no dudes, y al pan, pan, y al vino, vino». «Bread y wine» en inglés, para que cause un mayor efecto. El embajador Solomont tiene la oportunidad de llenar unas horas y combatir su aburrimiento. En su prevista charla en La Moncloa con Rajoy, intentará sonsacarle su programa de futuro respecto a la escisión de Cataluña. «Hombre, embajador, ya sabe, usted comprenderá, no estamos en tiempos propicios para separatismos, esto hay que sacarlo adelante, claro, ya sabe, pero ofrezco mi diálogo, hombre, dígaselo al Presidente, nosotros no podemos incumplir la ley, pero si otros la incumplen, pues vamos, hombre, que no tengo ahora mismo una idea clara de nuestra reacción, dígaselo, hombre».
Y se vence el aburrimiento.
 

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