lunes, 9 de abril de 2012

PARA MEDITAR.

Las palabras reflejan con exactitud los valores de una cultura. Si los antropólogos del futuro fueran a examinar nuestro lenguaje, supondrían (¡Correctamente!) que los coches eran esenciales para la vida del siglo veinte. Simplemente piensa en cuántos nombres utilizamos cada día para describir el vehículo. Tenemos nombres genéricos, sedán, tracción a cuatro ruedas, 4 por 4. Nombres de marca, Ford, Honda, Fiat, Seat. Nombres de modelo, Accord, Lexus, Touran y finalmente, tenemos incluso nombres caprichosos y todo para algo esencialmente interno de la combustión. Cualquiera que viniera a España tendría que hablar con facilidad de coches para hablar verdaderamente nuestro idioma.

Uno de los mayores dones que podemos cultivar es el arte de la conversación. Saber cómo hablar con la gente es algo más que hablar una lengua común. Significa saber cuándo escuchar y cuándo hablar. Significa intercambiar no sólo palabras, sino sentimientos y pensamientos. Significa estar dispuestos a correr el riesgo de una amistad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario