jueves, 5 de abril de 2012

ENCUENTRAN EN JERUSALÉN LAS PRUEBAS ARQUEOLÓGICAS MÁS ANTIGUAS DE LA FE CRISTIANA.


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    Iglesia | La Gaceta
    Pruebas arqueológicas Jerusalen
    EN EL NICHO HAY INSCRIPCIONES COMO 'JESÚS, HIJO DE JOSÉ'

    Encuentran en Jerusalén las pruebas arqueológicas más antiguas de la fe cristiana

    05 ABR 2012 | CARMEN RENGEL. JERUSALEN.

    Las urnas contienen inscripciones que podrían señalarlas como el enterramiento de Cristo y su familia. El descubrimiento se ha realizado tras cinco años de investigaciones.
  • Las urnas de piedra de un enterramiento múltiple de Jerusalén escondían un secreto: las evidencias arqueológicas más antiguas del Cristianismo. Han salido a la luz gracias a la investigación del profesor de Estudios Religiosos de la Universidad de Carolina del Norte, James D. Tabor, y del documentalista canadiense Simcha Jacobovici, que llevaban cinco años tratando de rescatar un enterramiento cubierto por un bloque de vecinos en el barrio-colonia de Talpiot Este.

    La cueva se encontró en 1981 pero, incomprensiblemente, se tapó con hormigón y se edificó encima. Ahora, con casi todas las pistas de entonces perdidas, superponiendo planos y mediciones, los especialistas han roto un pasillo del edificio, han introducido cámaras en delgados tubos flexibles y han dado con el tesoro: los signos cristianos más antiguos del mundo –inscripciones y dibujos en el exterior de los osarios–, el primer testimonio en la Historia sobre la resurrección de Jesús y la primera representación de un relato bíblico (el de Jonás). Todo, anterior al año 70, antes de que los osarios dejaran de usarse en Jerusalén, tras la destrucción de los romanos.


    Como explican Tabor y Jacobovici ante las réplicas de los sepulcros, hallaron un cuerpo cuadrado de tres por tres metros con nueve pequeños túneles, cuatro con urnas funerarias. El primer sarcófago sólo es interesante por los rosetones cincelados de la decoración y un símbolo, similar a la hoja de una espada, representación hebrea del nefesh, alma inmortal. En el siguiente pasillo, donde había tres cajas, encuentran una inscripción, “Mara”, sinónimo de “María”. Un poco más allá, una calavera y varios huesos humanos.


    La cámara se aproxima entonces al primer gran descubrimiento: en un grupo de dos urnas, la primera revela en su lateral una cruz; las investigaciones más recientes, dice Tabor, contradicen la tradición de que este símbolo comenzó a usarse a partir del siglo IV, ya que han aparecido muestras del siglo I en Galilea o Nápoles. En el lado más largo de la tumba encuentran un pez escamado, con lo que podría ser la cabeza de un hombre en su boca, símbolo del relato de Jonás y la ballena. El pez fue en los primeros años de la fe sinónimo de resurrección. En la cara contraria, tres pececillos, el mar en un osario.


    La urna que le sigue es otra joya: tiene los mismos rosetones que la primera pero entre los círculos resurge una inscripción. Revisada por expertos en lenguas antiguas y diversos arqueólogos, arroja el siguiente texto: “Dios-Iaio-Upso-Agba”, esto es, “Dios, Jehova, resucitó, resucitó” o “Señor Jesús se elevó, se elevó”. Primera y tercera palabra, en griego. Segunda y cuarta, en hebreo. Una mezcla de nuevos conceptos cristianos con la terminología propia del judaísmo para expresar la elevación del espíritu. Nunca antes se había encontrado una señal tan antigua de uno de los pilares clave del Cristianismo.

    Todos los avances logrados en esta investigación han sido resumidos en el documental El misterio de la tumba de la resurrección, que estrenará el día 12 Discovery Channel, y han tomado también forma de libro, The Jesus discovery.

    Tabor y Jacobovici manejan la posibilidad de que la Tumba del Patio sea una propiedad que tenía en la zona la familia de José de Arimatea, el hombre que cedió su sepulcro para enterrar al Nazareno, como indican varios testimonios contemporáneos a las tumbas. La distancia a la tumba de Herodes, el Monte del Templo y la Colina del Mal Consejo (donde Judas vendió a Cristo) hace que la teoría “encaje”, afirman. A menos de 200 metros de allí se encuentra otra tumba revisada también por Jacobovici, polémica porque los nichos tienen inscripciones como “Jesús, hijo de José”, “María”, “José”, “Mateo”, “Mariamenou” y “Judas, hijo de Jesús”, que podrían señalarla como el enterramiento de Cristo y su familia, incluyendo la polémica versión de la unión con María Magdalena y su descendencia.

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